Crecimiento Personal

El Adulterio Comienza con un Pensamiento

Adulterio – Parte 2

Después de haber hablado sobre adulterio en mi último artículo, titulado “El Adulterio, Como nos Afecta”, quiero hablar sobre cómo comienza el adulterio en las vidas de las personas. Espero que este análisis les exponga todo el proceso hasta la consumación del pecado de adulterio. Es mi intención que este conocimiento te ayude a identificar en qué etapa te encuentras, y puedas tomar una decisión oportuna de salir de la trampa donde estas.  

Hay un verso bíblico muy conocido que pone en evidencia donde comienza el adulterio y dice así: “ustedes han oído que se dijo: “No cometerás adulterio”, pero yo [Jesús] les digo que cualquiera que mira a una mujer y la codicia ya ha cometido adulterio con ella en su corazón”. Mateo 5:27-30 (Nueva Versión Internacional). Como veraz el adulterio se ejecuta primero en la mente y luego en el cuerpo. 

En nuestra mente es donde todo se gestiona, donde todo empieza y donde todo termina. Y digo termina, porque si logro eliminar el pensamiento adultero en mí, las probabilidades de que cometa adulterio en el cuerpo se minimizan, y si ya la tu está en una relación adúltera, la única manera de que salgas de esta es cambiando tus pensamientos y por ende cambiando el rumbo de tus actos. 

Así que vayamos donde comienza el adulterio, a la mente.  Todo comienza con los pensamientos que tenemos acerca de la persona con quien estamos casados, si nuestros pensamientos son buenos y positivos acerca de nuestro conyugue, estos pensamientos nos van a guiar hacia una buena relación de pareja, y si, la relación de pareja es buena, esta nos va a guiar hacia pensamientos positivos acerca de nuestra pareja. De igual manera sucede en sentido opuesto, una mala relación de pareja nos lleva a malos pensamientos sobre nuestra pareja y malos pensamientos sobre nuestra pareja nos lleva a tener una mala relación con ella.  

¿Que hay en nuestra cabeza?

1) Opiniones y juicios: Los pensamientos negativos hacia nuestra pareja pueden ser fundados o infundados, y estos están en nuestras mentes incluso antes de casarnos, ya que durante el tiempo de noviazgo elaboramos opiniones o juicios hacia el otro debido a su educación, habilidad para ser exitoso, su grupo familiar, sus hábitos, valores, sensibilidades, gustos, particularidades, grupo étnico, religión, etc. Durante este periodo en la relación hay una inmensa cantidad de pensamientos sobre nuestra pareja, y algunos de ellos no son buenos. Un ejemplo, pudiese ser, que la mujer o el hombre no ayude en la casa, y esta ayuda puede ser económica o simplemente en ayudar con la dinámica del hogar, y pensamos “no importa yo puedo con esto, y ella o él tiene otras cosas buenas” … pero al tiempo esa actitud nos enfurece porque vemos que la persona ha dejado toda la carga económica o del hogar sobre el otro y no tiene planes de cambiar, esto crea frustración y desapego.

2) Patrones mentales, estos se han formados a través de nuestra experiencia con el entorno, que nos permite aceptar ciertos comportamientos como normales o comunes y a rechazar otros, entre los cuales están los hábitos y costumbres adquiridos u observados  en nuestras familias mientras crecíamos,  entre ellas tenemos las relaciones abusivas entre los progenitores o los hijos, la infidelidad de alguno de los progenitores o ambos, haber vivido una separación o un divorcio u observar la actitud promiscua de alguno o ambos progenitores después de un divorcio o separación, al igual que vivir en un hogar donde no había amor…todo esto crea patrones mentales, por medio del cual miramos la vida y reaccionamos al entorno. 

3) Muchas otras cosas, tales como: expectativas no cumplidas en el otro, frustración por el mal manejo de los conflictos propios de la relación, inseguridades, problemas financieros, de comunicación, egoísmos, insatisfacción sexual, enfermedades mentales (ADHD, etc.) alcoholismo, juegos de azar, abusos verbales y físicos; entre otros.

Este conjunto de cosas que tenemos en la cabeza hace que constantemente tengamos un dialogo mental con nosotros mismos en contra de nuestro conyugue, y esta continua conversación contigo mismo va a guiar la manera en la cual actúas hacia tu conyugue y hacia otros.

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Cuando los pensamientos de uno o ambos cónyuges persisten en solo lo negativos del otro, estos pensamientos van a controlar la manera en que estos dos individuos interactúan con el otro, afectando la comunicación entre los conyugues y los miembros de la familia.  Si en este punto ninguna de las partes logra identificar el tipo de pensamiento que tiene sobre el otro y decide cambiar los pensamientos negativos y sustituirlos por pensamientos positivos, el matrimonio va a toda velocidad hacia la destrucción.

No en vano la Biblia menciona el Filipenses 4:13 “Por lo demás hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.”  Hay que cambiar los malos pensamientos, y sustituirlos por buenos pensamientos. Aunque no veamos nada bueno en la persona (ya que estamos nublados por la rabia y la frustración), hay que crear pensamientos positivos hacia el conyugue y tratar de detener  el problema en este punto, de ser posible. 

En esta etapa, nuestros pensamientos están constantemente hablándonos mal del otro y, por ende, cada vez que el conyugue nos habla, respondemos agresivamente y todo esto se va volviendo un círculo donde la pareja se distancia más y más. Generando sentimientos de ira y rechazo entre ellos. 

Después de algún tiempo ahogados en la rabia y la frustración que generan los constante pensamientos negativos, afianzados por los hechos y la infelicidad que sentimos, nuestro cerebro busca ansiosamente salir de la situación donde se encuentra atrapado, y recurre a la fantasía o la imaginación y comenzamos a fantasear con la existencia de otra pareja, y alimentamos esta fantasía con los sueños y anhelos.  Aquí, estamos ya entrando en un terreno peligroso, ya que nuestro cerebro va a tratar de volver realidad aquello en lo cual nuestros pensamientos perseveran. Y aquí una gran verdad, los pensamientos nos llevan a las acciones, “Porque cuál es su pensamiento en su corazón, tal es el (Proverbios 23:7)”. Así que, lo que somos y lo que hacemos es la manifestación física de nuestros pensamientos.

En esta etapa, el individuo juega y se entretiene fantaseando de que tiene otra pareja, otra familia y otras circunstancias e incluso llevan a ese personaje imaginario a la cama con ellos cuando están teniendo relaciones sexuales con su pareja. Basados en la palabra de Jesucristo, esto ya es adulterio. 

Quiero dejar claro, que todos nosotros somos responsables de nuestros pensamientos, de las fantasías que tenemos y de nuestras acciones. En este punto solo hace falta cometer el acto (expresar los pensamientos en el mundo físico) y esto pudiese suceder tan pronto venga otro factor que es “la oportunidad”.  La oportunidad se puede dar en cualquier lugar. El estar en frente de esa “oportunidad” es lo que se va a definir como “la tentación”. Pero como toda oportunidad, podemos decidir a voluntad propia, tomarla o dejarla.  El adulterio es un acto voluntario en todas sus etapas.

Mi verso bíblico favorito que describe todo lo que ocurre en la mente del ser humano antes de caer en cualquier pecado, ya sea robar, mentir, matar, adulterar, fornicar o lo que sea; en donde el proceso mental es descrito de manera brillante, es el siguiente:  “Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios [o sea, no le eches la culpa a otro]; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni El tienta a nadie; sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia (malos deseos, malos pensamientos, pasiones desordenadas) es atraído y seducido, entonces la concupiscencia después que ha concebido, da a luz el pecado, y el pecado siendo consumado, da a luz la muerte” (Santiago 1:13-15)

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La oportunidad de adulterar se da cuando nos comenzamos a involucrar con otras personas que están disponibles sexualmente, ya sean casadas o solteras, los lugares donde esto puede suceder son infinitos, en el trabajo, en la tienda, en el vecindario, con los amigos; la tentación puede estar en cualquier parte. Puede venir en forma de alguien que nos atrae por tener algo a que, a nuestro juicio, nuestro conyugue no tiene, esto puede ser belleza, dinero, prestigio, amabilidad, éxitos, inteligencia, galantería, nos hace sentir impórtate o valorizado, emocionados, tiene una charla fascinante, más joven, etc., por nombrar algunos faltantes. Lo que sea que nos atraiga, hace que el interés del adultero se enfoque en esa persona y se comienza a establecer una relación, y esta pudiese evolucionar de una simple amistad a algo sexual, también hay casos donde lo sexual toma primer plano desde el principio y eso es cuando ambas personas están claras que lo que quieren es tener sexo. Ya que sexo es su faltante principal.

Cuando estas relaciones personales se están formando, hay un montón de pequeñas decisiones que se toman tales como: aceptar salir a almorzar solos, aceptar una caricia o un alago, el responder con la misma intensidad al avance del otro, etc. El saber que le somos atractivo a este otro individuo puede recrear todo el juego y la emoción de cuando se estaba en el noviazgo o la soltería, esta emoción lleva a incrementar las conversaciones, los mensajes de texto, las llamadas y las atenciones. Todas están pequeñas decisiones van acercando más a estas dos personas, hasta que la relación se erotiza.  ¡Y ya caíste en la trampa!, tal vez pensaste que eras un cazador, pero ya te convertiste en presa de tus propias emociones.

Una cosa que caracteriza al adultero en esta etapa, es la mentira. El adultero se vuelve un mentiroso y todo se maneja a través del engaño.  

En este momento la vida del adultero no es más que una sarta de mentiras y engaños para sostener los encuentros extramaritales ya sean sexuales o no sexuales.  Mientras tanto en casa, los niños no entienden el por qué papá o mamá están siempre molestos o casi no pasan tiempo en casa, las vacaciones se convierten en tortura porque uno de los cónyuges quiere volver a casa para poder continuar con la relación extramarital, la pareja que está siendo engañada también recibe su dosis de indiferencia, malos tratos, y una pobre vida sexual.  Y la familia se va fracturando poco a poco hasta que no queda nada. Y el daño se puede volver permanente cuando alguno de los miembros de la pareja decide irse o divorciarse. 

Dios describe al adultero como alguien falto de entendimiento (Proverbios 6: 32) ya que la persona pierde la cordura y no piensa claramente y va desenfrenadamente hacia el fracaso como individuo, como cónyuge, como padre o madre, y como parte de la sociedad. En la palabra de Dios hay una infinidad de recordatorios acerca de NO COMETAS ADULTERIO, y una de las razones principales es que este pecado sexual es como una espada de doble filo. Primero, pecas contra tu propio cuerpo haciéndote una sola carne con otra persona que no es tu conyugue, y segundo, pecas contra otros, mintiendo y defraudando a tu pareja y a tus hijos. Y lo peor, es que el adultero desarrolla una actitud de “y que me importa, yo soy feliz”, pero la verdad es que esta enceguecido y esta a punto de perderlo todo, a cambio de nada.

El adulterio trae ruina financiera y personal, el adultero generalmente pierde a su familia, pierde el respeto  de los hijos, de su pareja y su entorno, sin contar con las perdidas monetarias que un divorcio pudiese causar, y por último, el adultero está condenado a perder su alma si no se arrepiente (1 Corintios 6:9-10, hebreos 13:4), ya que Dios habla claramente que los adúlteros no entraran en el reino de los cielos. Esto es un dato, si te importa tu destino final. A Dios si le importa.

¿Como salir de este rollo? 

Mi padre en su sabiduría criolla me dijo justo antes de ir a la universidad, en una de sus charlas emblemáticas que “es más difícil decir no cuando ya tienes las pantaletas abajo”. Así que hay que decir NO antes de conseguirnos en una situación donde sea muy difícil detenernos.  Dios a través de las cartas de Pablo nos enseña que “no nos ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios que no nos dejara ser tentados más de lo puedas resistir, sino que dará también la salida para que puedas soportarla” (1 Corintios 10:13). ¿Y dónde está esta salida? Se preguntarán muchos. 

Creo que la “salida” no es solo una cosa o una acción, pienso que hay una serie de acciones que hay que tomar, tanto en lo mental como en lo físico. Y creo que la salida está un deseo verdadero de no pecar, o de dejar de pecar, si ya la persona está en la relación adúltera.

Una cosa que he aprendido en mi propia vida es que no hay que sentir lastima por el pecado, hay que mirarlo a los ojos y decirle que no lo queremos en nuestras vidas, de acuerdo con la palabra de Dios, cuando el pecado ha tomado dominio del cuerpo, la persona se convierte en esclavo del pecado y ésta deja de ser libre.  Así que debemos tratarlo sin misericordia si queremos recuperar nuestras vidas y dejar la esclavitud a la que estamos sometidos, ya sea que seamos esclavos de los pensamientos o esclavo de los deseos.

Cuando pienso en “cómo salir de este rollo”, se me viene a la mente una serie de ejercicios mentales que he puesto en práctica en mi propia vida para salir de situaciones donde mi mente se ha ido del camino correcto, envanecida en mis propios pensamientos y las alucinaciones generadas por los elogios. Pero como no soy psicóloga, sino ingeniero, quiero ir no a lo psicológico sino a lo moral, lo ético y lo espiritual, que todos podemos manejar, así nadie vendrá a decirme que no soy psicóloga para hablar del tema, como si la sabiduría estuviera ligada a los títulos que tenemos.

 Baso mi argumento en la palabra de Dios, en principios básicos dejados allí para ayudarnos a vencer nuestra naturaleza y someterla a nuestro Creador Dios, quien nos conoce y puso lineamientos morales, éticos y espirituales para vivir una vida plena.

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1) El primer paso para todo cambio es RECONOCER que estamos en el camino incorrecto, si no hay convicción de que estamos cometiendo una falta moral, ética y que estamos traicionando a quien prometimos amar y respetar, no hay nada que hacer. Porque sin convicción de pecado o sin reconocer que estamos haciendo algo incorrecto nunca vamos a salir de ahí. Así que lo primero es reconocer que estamos viviendo en un error. El adulterio es pecado y estamos haciéndole daño a las personas que decimos que amamos.

“Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesare mis transgresiones al Señor; y tu perdonaste la maldad de mi pecado” Salmos 32:5

2) Lo segundo es ARREPENTIRSE de las malas acciones; y que es arrepentirse sino un genuino deseo de cambiar de actitud o cambiar el rumbo de tu vida. No podemos seguirle el juego a nuestra mente o emociones y justificar así nuestras acciones, tiene que haber un deseo genuino de dejar de hacer lo que estamos haciendo, ya sea flirteando con alguien, tomando un cafecito con intención o teniendo relaciones sexuales con alguien que no es nuestra pareja, tienes que arrepentirte de lo que estás haciendo. Arrepentirse es la decisión de tomar una dirección diferente a la que estamos siguiendo.

“[Jesucristo] No he venido a llamar a justos, sino a pecadores para que se arrepientan” Lucas 5:32

3) De tercero tengo CONFESAR LA FALTA y PEDIR PERDON. Aquí la cosa se pone peluda, ya que en este punto hay que ser adulto y dar la cara ya sea a Dios, o a Dios y a tu familia. Si tu adulterio se ha convertido en algo de conocimiento público o hay hijos de la relación, te recomiendo que pidas perdón a tu pareja e hijos si estos han sido salpicados con esta noticia y a cualquiera que hayas herido con tus acciones. No te justifiques ni culpes a tu pareja por tus propias decisiones cuando estés pidiendo perdón.  Tú y tú pareja necesitaran tiempo y esfuerzo para recuperar la relación. Tienes que poner de tu parte y aguantarte que te tengan desconfianza. Y es justo, ya que las cosas no se recuperan en un día.

Por otro lado, si tu pareja e hijos no saben nada ni hay hijos fruto del adulterio, mi opinión es que busques a un consejero, pastor o alguien de confianza con autoridad moral y ética, que sea de tu mismo sexo, con quien puedas hablar del tema, sacarlo del pecho y arreglar la situación entre tú y Dios.

“Si confesamos nuestros pecados, El es fiel y justo para personar los pecados y limpiarnos de toda maldad” 1 Juan 1:9.

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4) APARTATE DEL MAL. El apartarse del mal puede ser ilustrado usando las palabras que dijo Jesucristo, hablando sobre el adulterio, “si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno” Mateo 5:29.  No es que te vas a cortar un pedazo de tu cuerpo para no pecar, pero definitivamente hay que hacer un análisis de nuestros pensamientos y conductas, eliminar esas pensamientos, hábitos, costumbres que nos conducen al mal. Por nombrar algunas, deja de ver pornografía, deja de escuchar música o lecturas que promueve la promiscuidad, deja las conversaciones  que podrían tornarse intimas o sexuales, deja de ir a los bares o clubes donde hay despliegue de hombres o mujeres desnudos, no aceptes salidas o presentes de personas que sabes que le eres atractiva, en pocas palabras, apártate de todo aquello que te pueda volver a meter en los mismos problemas… hazte un autoanálisis y observa en que situaciones andabas que terminaste donde estas ahora, y apártate de estas.

5)  PRODUCE FRUTOS DIGNOS DE ARREPENTIMIENTO. Como ya habrás oído, la fe sin obras es muerta, así mismo decir que nos arrepentimos y no hay un despliegue de acciones u obras que indiquen que hemos cambiado, hace que nuestro arrepentimiento y perdón no sea creíble. O sea, debemos mostrar pruebas de nuestro cambio. Porque como el cuerpo sin el espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta. Esta es una oportunidad para mirar hacia afuera, todo lo que te describí anteriormente habla del autoanálisis, ahora es el tiempo de mirar fuera de ti, de mirar a tu pareja y a tus hijos y ver que necesitan de ti, ¿cuáles son los faltantes de ellos?, ¿Necesitan tu tiempo?, dedica tiempo para estar con ellos. ¿Necesitan tus caricias?, tócalos afectuosamente, ¿necesitan tu compañía?, ve con ellos de paseo. ¿Necesitan ser tratados con amor y respeto?, hazlos sentir amados y respetados. ¿Necesitan ser escuchados?, quédate atento cuando hablan. Este es el tiempo de mostrar cambios, y los cambios se muestran de manera consciente. Si, te toca esforzarte, no te preocupes, porque es mejor dar que recibir, y no hay nada que nos llene más de satisfacción que amar a otros. Si, tal vez tengas que aprender esto también.

Oro a Dios, que este articulo pueda de alguna manera ayudarte, orientarte o traer un poco de luz a tu vida. No hay nada mas precioso que la familia, cuidala.

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